miércoles, 22 de agosto de 2007

18. Segundo premio

Se despertó con dolor de cabeza e instintivamente, antes de abrir los ojos, estiró su brazo hacia el otro lado de la cama. Se incorporó con brusquedad. Mariana no estaba. Eran las once, estaba bastante oscuro, llovía. Habitualmente se despertaba más temprano. En realidad, los domingos ella lo despertaba.

La casa seguía vacía; volvió a acostarse mirando el techo. Sí que la extrañaba.
Se duchó, y con la máquina de afeitar en la mano recordó el beso que ella le daba aún con espuma en la cara.
Preparó la jarra entera de café, acostumbrado a la compañía de Mariana y de Lucía, pero esa mañana ellas no estarían.
Frente a su taza escuchaba el repiquetear de las gotas en la ventana, recordó lo que Eduardo decía en la época en que el alcohol lo tenía arruinado: “¿Porqué siempre lastimo a la gente que más quiero?” Ahora esa pregunta era suya.
El contestador marcaba que había tres mensajes, dos del día anterior y uno de hacía una hora. Los tres eran del mismo número: la casa de Eduardo. No quiso devolverle el llamado porque tuvo una imprecisa corazonada.
Al pasar con el auto por la estación vio a Elena que seguramente iba a tomar el tren. Fue bajando el vidrio del acompañante y le dijo -¿Para dónde vas?
-Ella forzando una sonrisa y tratando de evitar mojarse le dijo: -Al centro.
-Vamos, te llevo.
-Elena parecía cansada o por lo menos no tenía esa alegría natural que podía irradiar a su alrededor si lo deseaba.
-Veo que se mudaron.
-Si... todavía no arreglamos para que vengan a casa. Los quería invitar. Bueno, no se si vos vas a querer.
-La verdad es que, me gustaría olvidarme de aquello… -Los dos sabían que eso no era del todo cierto.
-Vos siempre tan comprensivo Martín -dijo ella con la mirada perdida en la lluvia que se desplazaba sobre el parabrisas.
Elena sabía parte del problema que habían tenido Martín y Eduardo en la época en que eran socios de Carlos en el Estudio. Carlos se había ido “cediéndoles” la parte de la oficina que tenían entre los tres y acabada de comprar con una hipoteca que figuraba a nombre de Eduardo, llevándose con él además al principal cliente. Eso hizo que los dos se quedaran algunos años bastante justos con el presupuesto y con muchas deudas. El problema del alcoholismo de Eduardo había empezado en esos años. La familia de él lo había pasado bastante peor que la suya, no solo por lo económico.
-Me acuerdo cuando me pasabas a buscar por casa con el auto de tu tío Esteban y mi hermano salía a la puerta a molestarte.
-¿Por qué me dice esto ahora? -pensó Martín.
-¿Sabés? Después de todos estos años no me olvido, tengo un hermoso recuerdo de cuando salíamos. Mirá, ¿Te acordás de esta crucecita que me regalaste para un cumpleaños?, todavía la sigo usando.
-Martín tratando de disimular su sorpresa, pensó –Hasta que decidiste dejarme por Carlos.
-Mariana te quiere mucho, yo lo se –dijo Elena de improviso.
-Ella notó el gesto de incomodidad de Martín. -Disculpáme, no pretendí molestarte, es que sos un gran tipo y bueno... Mariana tiene mucha suerte. Los dos se merecen.
-Martín dijo algo que pensaba pero que no hubiera querido expresar: -Este segundo premio lo sabe de sobra.
-Se dio cuanta de lo que había dicho y trató de arreglarlo con un: -Bueno, quiero decir que traté de estar a la altura y...
-Si, Martín entiendo todo, -Elena lo pescó al vuelo- vos no eras el segundo premio, que va. Mariana te eligió a vos de entre otros. Cuando empecé con Carlos ella estaba convencida de que eras el hombre ideal. Se dio cuenta… - Pero no terminó la frase.
-Martín se sorprendió aún más, porque siempre había creído algo diferente.
En esa época Carlos y Elena eran lo más populares de todo el grupo y que Mariana lo hubiera elegido a él, después de que Carlos la dejara, lo había hecho sentir como una especie de segundón, al que había aceptado porque el premio mayor lo había obtenido Elena. Carlos, el mejor jugador de su equipo de rugby, buscado por todas las chicas, siempre el ganador…
-Martín, me alegra mucho lo de ustedes, vos sabés que quiero a Mariana, me alegro también por vos, hacen una pareja fantástica. Nunca te lo había dicho.
-¿Y porqué me lo decís ahora? – dijo sonriendo Martín levemente.
-No sé, me pareció que tenía que decírtelo, le dijo mirándolo a los ojos.
-Bueno, gracias.
-De nada Martín.
Ella se bajó bastante antes de llegar a lo de Carmen.
Martín detuvo el auto unas calles antes de llegar. ¿Qué significaba lo que le había dicho Elena? Todo era bastante confuso.
Decidió volver. Ya de noche, llamó por teléfono.
-Hola Carmen ¿Está Mariana?
-Si, ya te paso, un beso.
-Hola Martín.
-¿Cómo estás?
-Bien ¿Y vos?
-Bien… ¿Volvés?
- Mañana… mejor mañana. Lo del bebe tampoco fue fácil sola –no había recriminación en su voz, extrañamente serena.
-¿No preferís que te vaya a buscar?
-No...
Tal vez fuera mejor en ese momento.
El quería que volviera, necesitaba que volviera. Tendría que juntar valor para hablarle y sabía que no le iba a ser fácil.
Se despidieron con un “hasta mañana”.

Mariana también había estado pensando, quería verlo. Se lo diría sin importarle lo que Martín pensara. Era la verdad.
Ella iba a hablar primero.

15 comentarios:

Dalma dijo...

Mira Vill, si Martín y Mariana se terminan separando es un bajón.
Asi que mejor arregla este mal de amor en el capítulo 19.
PRI!
(si, me colgué a la pavada del PRI)

gabrielaa. dijo...

gracias por su percepción y por sus palabras, que abrieron. un beso.

Anónimo dijo...

Sólo sigo haciendo esto para que suba el número de sus visitas, como usted me pidió... De nada.

Guillermo Paniaga dijo...

Doc, sabés que hay mucho de mi propia historia en todo esto?
Por otro lado, insisto: muy buenos diálogos.
Voy siguiendo los últimos capítulos, pero todavía debo la remontada que merece. Saludos.

Vill Gates dijo...

Dalma: Las cosas, tal como están, no pueden seguir.

Gabrielaa: De nada, un gusto tenerte por acá.

Tomás M.: Si, además escribime el próximo post porque yo ya no se como seguir y contestá los comentarios por mi, es mucho trabajo.
Sería como tener mi propia Señorita Castrelli. JA.

Guille: Bueno, espero que lo que sigue te aporte...

Dalma dijo...

Ay Vill, sabes cuantas veces escuche eso??
Ya me hiciste moquear.

Luci dijo...

-¿Por qué me dice esto ahora? -pensó Martín

Porque se dio cuenta que fue una boba y eligió mal a ese tal Carlos (los jugadores de rugby terminan engordando y pidiendo pizza a domicilio).

dalma: con su pensamiento romántico no quiere que Martín se separe de Mariana. Yo no sé qué pensar todavía. Depende. Nunca está dicha la última palabra.



tomás: no dejarás tu espumosa ironía nunca más en mi blog?
Los kirchneros son así: aliados o enemigos. No hay término medio.
(la frase es de coti Nozziglia).


¿Cómo seguirá esto, don Pedro? ¿whisky con helado de chocolate y fresa? ¿Martín se irá con la cliente o se hará gay?

Siga los próximos capítulos sin moverse de la pantalla de su televisor.

Vill: no hagas que dalmita llore porque te las vas a ver conmigo. Podría aparecer un ex novio ahora famoso cantante internacional de Mariana y que le moviera el piso.

Soy yo dijo...

Bueno, seguiremos esperando pero por lo que dijiste aquí me parece que se viene la separación.
Muchos saludos,

Anónimo dijo...

Uh, Lucía, usted lo cita al Coti también, usted me debe una disculpa, cuando la reciba, y sea sincera, tal vez vuelva a tenerla en consideración, pero no volverá a ser como antes, ud arruinó todo.

Vill, todos los abogados son unos ladris, si me pagaras por lo menos, no, ellos cobran sin hacer nada yte hacen laburar gratis

Luci dijo...

Tomás: el coti es quien dirige la operación de espionaje a Lucía blablabla.
Muy buenas tus películas pero nada como la vida real.
Tomá, para que aprendan es una frase que usé antes yo. No importa, ya me pagarás los haberes atrasados, con intereses y costas del juicio.

Vill Gates dijo...

Queridos Lucía y Tomás, no se pelien. Me da mucha pena que lo hagan especialmente ustedes dos a los que aprecio. Cada uno piensa distinto, y los acepto así.
Peléandose de esa manera denostan los ideales que cada uno defiende y que conozco bien.

A ver, se me va cada uno pa'l rincón.

Paula dijo...

(yo lo leo de keruza, sh.)

gabrielaa. dijo...

anoche me leí los dieciocho capítulos de un saque. me toca esperar media hora más para saber cómo sigue! (qué experiencia la de escribir/leer en entregas... me imagino como lxs lectorxs de Dickens, de Collins...)

Anónimo dijo...

Muy buena novela Vill...... la verdad me sorprendiste!!. Si bien te empecé a leer la semana pasada me re enganche con la historia, quiero saber como se desenlaza el problema de Martín yaaa!!... porque, tanta expectativa tiene que tener un final......o no? Tal vez lo que le pase a Martín como comúnmente de dice es que; “el árbol no le deje ver el bosque”.
Leer el comentario de otros, ver las diferentes formas en que te interpretan o por lo que se interesan también esta muy bueno. Todo, porque no te conocen como yo, que te conozco como un hermano. Jeje!!

Anónimo dijo...

Dalma.. no pidas tanto, esta bueno solo leer y ver que pasa. Eso de los finales felices inventados no es muy aconsejable.
Va bien vill, siga asi.